Není příjemný rozhovor [Priv. Tenma]

Kenzo Herr'Doctor Tenma Johan tenía razón y no tenía por qué negarlo. No había pensado así siempre justamente porque durante un largo tiempo había creído en verdad que Johan era el monstruo, que era la viva imagen de la maldad. Por fortuna, dadas las circunstancias en las que supo que el joven se había encontrado le había servido para dejar esa idea un poco de lado… y al transcurrir de los años, aunque ya básicamente no hablara del tema con nadie, continuaba pensando en él y analizando básicamente cualquier motivacional más allá de Bonaparta que había transformado a Johan en lo que era actualmente. El mal existía, pero se formaba por una que otra razón. Nadie era completamente ajeno a las emociones, como Grimmer-san se lo había dicho hace ya tanto tiempo…

“Que para ti lo sea no significa que tienes en derecho a infligir tu pensamiento en los demás. Puede que sea así, pero eso no significa que sigues teniendo el derecho para hacer lo que has hecho.” Prosiguió con la charla una vez se habían adentrado al bar, justamente a aquel espacio alejado que impedía que alguien pudiera escucharlos. Estaba seguro que aquello también había sido obra de Johan, no era una ubicación al azar. No había pedido nada en particular a la mesera, pero luego de haber sentido la mirada del checo que le pedía que ordenara algo, se conformó con un simple café con leche. Esperando a que la mujer se encontrara lo suficientemente alejada de ambos, se animó a continuar.

“No creo que sólo pocas personas tengan el beneficio de seguir viviendo en el recuerdo de los demás. De alguna manera u otra deben tener alguien que les recuerde, aunque no sea por los mejores medios.” Se apoya completamente contra el respaldo, expresión aún relajada hasta el momento. “Por algo has tenido que pasar por el trabajo de querer eliminar a todo el mundo que te recordara ¿no? A lo que eso me lleva…” Dudó unos momentos, pero se decidió por preguntarlo. “Por más que te hubieras deshecho de todos, yo sería el único que quedaría vivo y te recordara, ja? ¿Por qué nunca has demostrado el querer matarme si básicamente era parte de tu plan?” Tal vez suponía de antemano lo que Johan iba a responderle, pero aún así no comprendía. También estaba el caso de su hermana… pero bueno, tal vez Johan simplemente no podía deshacerse de todo el mundo.

Intentó controlarse por todos los medios, pero aún así su expresión se contorsionaba cuando escuchaba a Johan hablar de aquellos sucesos con tanta facilidad ¿De qué otra manera podría reaccionar? Oh, y pensar que existiera tanta gente que le hubiera encantado tener aquella información a su poder. Y si bien a él le interesaba, en estos momentos dudaba verdaderamente el haberla querido.

Prefirió obviar su opinión con todo el tema ya que estaría repitiendo lo que había estado diciéndole durante todo su tiempo juntos, por lo que se concentró en lo principal. “No estaba seguro de ello porque nunca nadie me lo había dicho, pero no tengo ningún problema en creer que has sido así desde antes. Tu madre cumplió un factor muy importante en eso ¿verdad?” Aunque aún así eso no debería haberle dado el derecho para acabar con su vida…

La señorita con sus pedidos había llegado y se los colocó a ambos frente a ellos. Tenma le sonrió amablemente y asintió con la cabeza, agradeciéndole su servicio sin palabras. Tomó el azúcar para darle unas pocas cucharadas a su café . Honestamente no sabía qué pensar sobre aquella última declaración, por lo que sólo intentó reír animadamente. “Agradezco que haya servido de algo para ti, Johan. Todos mis pacientes merecen tener un buen cuidado, por lo que no me fue ningún problema.”

(( .... wow, no sabía que era tan largo(?) ))


Johan Groß Monstrum Liebheart ‎"Estoy seguro que ella me despreciaba, Herr. Primero casi entrega a mi hermana.... pero le miro a los ojos y se arrepintio y me dejo a mi en ese agujero. Estuve cuatro años sin ver nada, Doktor. En el Kinderheim, hasta los directivos me temían. Y yo solo quería volver con mi hermana y perdonar a mi madre"

Sonrió cortesmente al recibir la bebida, coloco colo una cucharada de azúcar en dicho café y continuo hablando mientras revolvia con la cuchara "Estaba dispuesto a perdonarla, a ella y a todos... pero a medida que los años pasaron pase de querer volver con ellos, a querer salir y de alli a querer matarlos a todos. Cosa que cumplí, con pocas excepciones."

Notaba el desprecio en los ojos del Médico. lo comprendía, puesto que no pretendía que Tenma hiciera otra cosa que no fuera el recordarle. Para bien o mal,pero quería que el solo supiera quien Johan, o el ser que llamaban Johan, había sido.

"No puedo prometerle que cambiaré y dejare de matar gente, y que de pronto seré el santo que todos creían que era." dejo de revolver para clavar sus azules y fríos ojos en los oscuros de Tenma "No creo que usted aprecie la hipocresía, nein?"

Cruzó una pierna sobre la otra de una forma no... demasiado masculina, mientras se llevaba la taza a los labios. Suspiro al sentir el calor dentro de si producto de la temperatura del líquido. Se quedó por un rato mirando al Japonés con una expresion ilegible en su rostro, escrutándolo, como grabándolo en su memoria. Luego, sus labios se partieron lentamente antes que hablar

"¿Nunca ha habido algo que quisiera preguntarme, doktor? ¿Algo que quisiera saber? Y con lo de su pregunta.... es simple. Lo aprecio, herr Tenma, esa razón me basta para decidir que usted sea la única persona que me recuerde. ¿Sabe usted lo que es la soledad absoluta?" pregunto, de forma inquisitiva, ladeando su rostro de lado, sonriendo de forma afable


Kenzo Herr'Doctor Tenmarechazo por todos los que te rodeaba, el sentir desde tan pequeño que te entregaron al mismísimo infierno tan sólo porque no eras tan querido que tu hermana, supuestamente idéntica a ti... Sentía cierta pena hacia Johan por eso, no creía que alguien merecía el trato que había tenido. Fue una especie de experimento desde que había nacido, un marginado. Era un sentimiento un tanto contradictorio teniendo en cuenta que aquella lástima no le servía para justificar para nada el desprecio hacia todo aquel que había desperdiciado su infancia. Él creía que Johan podía cambiar,

Escuchó pacientemente todo lo que tenía para decirle bebiendo su café, dándole pequeños sorbos o soplando el líquido al encontrarse demasiado caliente para su gusto. Su mirada parecía distraída pegada en algún punto sin importancia de la mesa; Era mejor estar así que seguir exteriorizando el desprecio que sentía por las confesiones de Johan, pero al mismo tiempo esa compasión por él en cierta manera.

"Nein, no me agradaría. Gracias por tomar en cuenta eso." Suspiró, volviendo a probar el café. "Supongo que no puedo pedirte más que ahora ¿verdad?" No le agradaba del todo la actitud de él, pero si debía elegir, prefería que se mantuviera así y no intentara a volver a su plan de eliminar a todo aquel que le conozca.

Ante esa pregunta detuvo, colocó la taza de café en la mesa, encima del plato que lo acompañaba. ¿Una pregunta que siempre quiso hacerle? Habían varias, estaba seguro de ello... pero ahora que tenía que pensarlo y rememorarlas, ninguna lo suficientemente importante pasaba por su cabeza. Sólo cosas triviales y sin importancia. Pequeños datos que no tendría mucha importancia si lo preguntaba y no afectaría en nada si le respondía. Debía pensarlo bien, muy bien. Una pregunta para Johan...

Mientras tanto, negó con la cabeza con su siguiente pregunta. "Nein, personalmente no lo conozco, pero me hago la idea de cómo sería." Lo más cercano que había sentido a ello fue justamente cuando había perdido todo, cuando por su decisión le dejó sin futuro alguno, sólo el rechazo por lo que él creyó que era lo correcto.


Johan Groß Monstrum Liebheart ‎ ‎"No podría cumplirlo, doctor. Y salvo excepciones pequeñas, usted a comprobado con toda seguridad que 'donde pongo el ojo, pongo la bala', no es así?" un tanto irónico pensar que esa frase hipotética, ese refrán, fue ejecutado de forma totalmente literal. Balas aquí, balas allá... Jamas dudo ni un segundo en apretar el gatillo. No era la gran cosa.

"He escuchado llamar a la soledad absoluta como 'la máxima expresión de amor hacia el hombre', Herr Tenma." llevo una mano abierta hacia su pecho sonriendo de forma conciliadora "Simplemente deseo mostrarle mi afecto hacia usted, dejandole solo en el mundo, para que nadie pueda hacerle daño, mein doktor. No como a mí y a mi hermana. Usted será el único testigo de nuestra existencia."

Podía ver en los ojos del cirujano la curiosidad contenida, las ganas de preguntar absolutamente todo que tenía, como buen científico, la curiosidad era algo inherente a su naturaleza. Notó también un brillo extraño, casi.... Rencor? Si, eso parecía ser rencor... hmmm... debería de estar pensando en...

"Y usted aun se acuerda como fue cuando decidió salvarme la vida por primera vez, no es así? Recuerda como de pronto le dieron tdos la espalda todas aquellas personas, y lo... asqueado que se sentía de la hipocresía y la política que gobernaba aquel lugar"

había tenido mas suerte aquel día que la que el mundo hubiera deseado. Podría haber terminado en otro hospital, o si la mujer turca no hubiera hablado, reprochándole a Tenma el día anterior, quizás el hubiera obedecido y Johan haber muerto durante la operación y no se habrían descubierto tantas cosas acerca del Kinderheim, ni hubiera muerto tanta gente.

"Algún día prometo que ya no habrá nadie para lastimarnos. Ni a usted ni a mi, y aunque no pueda darle el mundo, acabaré con das monstrum, si eso es lo que desea" en su mirada se reflejaba odio y un sentimiento extrañamente altruista el mismo tiempo, contradiciéndose a si mismo y a la propia lógica

Se quedó observando al moreno en silencio, hasta que habló de nuevo, inquiriendo, como siempre hacía "Me teme, herr Tenma?"


Kenzo Herr'Doctor Tenma Tal vez... había sido algo del momento. Tal vez había ocurrido algo que había provocado que, por unos momentos, sintiera el ambiente a su alrededor extrañamente pesado. Era común, suponía, estando cerca de Johan durante más tiempo de lo que había estado con él -de manera consciente y hablando frente a frente-, pero era algo más... Algo de lo que había comenzado a darse cuenta desde que Johan había comenzado a hablar referente a 'ese' tema, donde le explicaba sobre la soledad absoluta. Tal vez de por sí el tema no sonaría tan mal sino fuera porque estaba absolutamente seguro que él quería cumplir cada una de las cosas que le decía.

De por sí, que alguien considerado como 'uno de los peores psicópatas de las últimas décadas' dijera que quería demostrar su aprecio hacia él dejándole absolutamente solo, más que sentirse 'halagado' de una manera retorcida, logró que unos no muy placenteros escalofríos le recorrieran todo el cuerpo. Sabía que Johan debería sentirse agradecido hacia él por haberle salvado la vida, pero admitía que más allá de eso no comprendía esa latente curiosidad que tenía el checo hacia su persona. Y sí, esa tal vez era una de las interrogantes que se moría de ansias por preguntarle, pero no estaba muy seguro si quería o no saber esa respuesta.

Le miraba de reojo, su cabeza gacha dando a entender a primera vista que le prestaba atención a su café. Miraba e intentaba analizar cada una de las palabras que Johan le decía y cómo con esto la sensación de pesadez en el ambiente se incrementaba, cómo el estómago se le recogía de tan sólo pensar que Johan no había estado muy lejos de llevar a cabo su objetivo.

Otra cosa que podría no agradarle de la situación era que Johan supiera justamente qué era lo que estaba recordando, hacia dónde sus recuerdos habían transitado. Siendo que suponía que el joven no le conocía tanto como podría, siendo que en realidad no habían tenido ninguna otra charla más profunda y 'casual' que aquella, siendo que por más que lo intentara y conociera más de la vida de Johan -suponía- que lo que éste conocía la suya.

Levantó la mirada ante las últimas frases que le había dicho ¿'Aunque no pudiera darle el mundo'? ... ¿Acabar con el monstruo? "¿A qué monstruo te refieres?" Sabía cual, pero dentro de todo quería estar completamente seguro de ello. A veces no comprendía la cabeza de Johan, por lo que nunca podía estar seguro de nada.

El silencio había ocurrido de vuelta, invadiendo cada uno de sus sentidos para colocarle sumamente alerta de cuál sería lo próximo que ocurriera, lo que pudiera decirle. Se preparaba para cualquier cosa, porque el muchacho era impredecible. Mas bien se paralizó unos momentos al escuchar aquella pregunta, sus ojos ensanchándose por unos momentos. "¿Temerte?" Repitió la palabra, como si le sirviera para estar seguro de lo que había escuchado. Se quedó callado por unos momentos. "... Nein. No te temo, Johan." Negó lentamente con la cabeza. "Nunca te he temido, en realidad. No te temo a ti, sino a lo que puedes llegar a hacer."

Luego de su respuesta volvió a caer aquel silencio. Tenma indagaba dentro de su propia mente, muchas cosas transcurrían en esos momentos dentro de ella, muchos recuerdos para ser exactos que todos terminaban en la misma pregunta. "... ¿Por qué a mí?" La exteriorizó luego de unos momentos. "Te he salvado la vida y estás agradecido por ello, lo sé. Pero... ¿Por qué yo? ¿Por qué no Anna? ¿Por qué solamente /yo/?"


Johan Groß Monstrum Liebheart ‎ ‎"Usted es una persona muy perspicaz, supongo que, sin que yo haya de decírselo, usted sabe a quien me refiero cuando hablo del monstrum, herr tenma" la mesera se acerco en ese momento, dispuesta a llenarles a ambos las tazas de nuevo. Johan sonrió amablemente, dejando que la mujer hiciera lo dicho, y riendo por dentro al ver que tardaba mas de lo necesario quedándosele mirando. Era demasiado fácil manipular a la gente si se tenia una cara bonita. Y aun mas si se era inteligente.

"Perfecto entonces. Me hubiera decepcionado mucho si usted me tuviera miedo luego de saber y haber visto todo sobre mi, herr doktor." miro de reojo a los lados, notando que, efectivamente estaban casi solos. Perfecta oportunidad "Herr tenma? Mireme" apunto a sus ojos, y le miro de una manera tan fija, tan... espeluznante, y vacía a la vez. Una mirada que transmitía muchos sentimientos terriblemente oscuros, que atravesaba llegando hasta el fondo, como observando cada uno de los defectos, miedos, recuerdos.

Después de un rato sonrió un poco y cerro los ojos, para luego mirar hacia otro lado, mas concretamente a la ventana "Es u lindo día, no le parece?" notaba un ligero temblor en la figura del otro, cosa que le dio una inmensa satisfacción. A diferencia de los demás que parecía que sufrían de hipotermia y ataques de pánico, el hombre solo sudaba frío un poco y el temblor en el era apenas visible

"Con respecto a su duda...." levanto la taza y se la llevo a los labios, pero no sorbió, sino que fijó sus irises azules en los oscuros del otro hombre "Es simple. Ella es yo. Y yo soy ella. Por lo tanto, solo uno puede quedar al final. Y pretendo ser yo, herr tenma. Y usted, claro. Si no la mato algún día, no desapareceré del todo. Por que somos parte de lo mismo. "


Kenzo Herr'Doctor TenmaHabía abierto la boca para hablar cuando la mujer había vuelto, casi pareciera que a propósito. Él no había terminado su taza de café ya que se había encontrado más distraído con su charla, pero aún así no le impidió que lo llevara y le sonrió en agradecimiento por su servicio, aunque ésta pareció no notarlo. Los ojos de la muchacha estaban pegados en Johan desde que llegó hasta que se fue. No le sorprendía en lo absoluto.

Su atención volvió a su 'acompañante' cuando éste había vuelto a hablar, dando a entender su presencia en el lugar. No sabría si sentirse satisfecho o no por lo que le había dicho a Johan, era uno de esos pensamientos contradictorios que solía tener, aquellas disputas que se debatían si en verdad era necesario poseer aquel aprecio que el diablo expresaba hacia su persona, por cuestiones morales más que nada y por el cargo en su consciencia.

Obedeció sin dudarlo, de manera automática y sin reparar en las consecuencias, cuando Johan le había ordenado que le mirara. No se había detenido a debatir que, justamente, /Johan/ había sido el que se lo pidió, y junto a eso deberían haber venido a él los recuerdos de cuando éste había despertado del coma. No, no se detuvo, por lo que sus ojos no dudaron en chocar con aquella mirada más fría que el hielo cuando mostraba su verdadera naturaleza. Aquellos ojos que exclamaban el terror y la oscuridad, la desesperación más absoluta. Aquellos ojos que le habían bastado, junto con su endemoniado carisma, a doblegar a cualquiera que él quisiera, sin ni una sola excepción.

No podría siquiera explicar lo que había sentido en aquel breve momento en el que sus miradas estaba cruzadas, no porque no podría calificarle de alguna manera, sino porque no se atrevería siquiera de darle alguna descripción. Era... desesperante. Se sentía ahogar, sumergirse hasta querer llegar a lo más profundo, pero al mismo tiempo quería salir de allí. Quería pero no podía, una fuerza superior lo arrastraba y él se /dejaba/, se dejaba, se dejaba...

El contacto se quebró y él por primera vez en ese lapso se permitió respirar, uno profundo y desesperado como si recién hubiera salido a la superficie. Se dejó recostar completamente en la silla, pegando ésta vez su mirada en su regazo, sus dedos afirmándose fuertemente de la tela de sus pantalones. Su respiración agitada le impedía pensar con claridad, le impedía notar la realidad. Iba a demorar un poco en estabilizar su mente lo suficiente para permitirse a continuar con su charla con el rubio, pero intentó aparantar compostura ante todo. Lo único que se vio capacitado para hacer fue asentir vagamente con la cabeza, ni una sola palabra se atrevía a salir de su boca. No por ahora.


Johan Groß Monstrum Liebheart ‎ Noto como el hombre traspiraba frío, como si hubiera visto al mismo demonio.... Cosa que, mas de uno, creería cierta.Todos decían que Johan era demasiado perfecto para ser normal, que había algo desconcertante en el... algo... Maligno. Y todos y cada uno de los que habían dicho eso, estaban en lo cierto. Pero claro, el que lograba comprobar aquella maldad, aquella frase, no terminaban con vida, generalmente

Estiró una mano y sacó un mechón particularmente grueso de frente a los ojos del médico, poniéndolo, con calculada lentitud, tras su oreja. Otra de las cualidades del rubio era ese carisma, su voz que si bien era suave era autoritaria, junto a la belleza ligeramente andrógina de su rostro que le confería un poder de seducción para ambos sexos.

"Herr tenma... usted no debe temerme. Lo que ha visto usted, es lo que muchos otros han observado antes.... pero a diferencia de ellos, usted no debe tener miedo, puesto que nunca le haría sufrir en carne propia los horrores que esconde mi mirada." volvio a sentarse derecho, alejando sus manos de porcelana, frías, suaves y pálidas, del rostro del Japonés

Cuando terminó de tomar la taza de nuevo, miro la hora y luego al médico "Es algo tarde, mein lieber doktor. Perdón por haberle quitado tanto tiempo. ¿Desea que lo lleve de nuevo a su hogar?" tomo el celular y tecleo un mensaje con rapidez. Independientemente de la desicion del otro hombre, debía de llama a su chofer... aunque preferiría poder hacerse cargo el mismo de llevarle


Kenzo Herr'Doctor Tenma No estaba siquiera consciente de cuánto tiempo habría pasado a pesar de que sus sentidos se hubieran colocado completamente alertas. Era como si su percepción del tiempo se hubiera desaparecido tan sólo para poder sentir, escuchar, /estar consciente/ de cada movimiento que la persona frente a él realizaba, el sentimiento de desconfianza que había tenido hacia él durante aquellos años había vuelto sólo por unos instantes. Unos pequeños instantes en el que había pensado que había visto dentro de los ojos del diablo.

Obviamente éste pensamiento lo eliminó al instante, pero no quitaba que su corazón desbocado se negaba a tranquilizarse junto con su respiración... pero todo aquello pudo detenerse cuando sintió la fría y suave mano de Johan correr aquel mechón de su cabello, sintiendo por unos leves momentos aquellos dígitos que nadie que lo conociera creería que fueron, a veces, utilizados para cosas no tan puras como éstos lograban aparentar, al igual que todo su aspecto en sí... pero su nerviosismo no se detuvo a un paso tranquilo cuando él hizo aquello, no le malinterpreten. Sabía que era imposible, pero podría jurar que sintió que sus latidos se habían detenido por completo, que la circulación no corría; Que su cuerpo se había vuelto momentáneamente frío.

Asintió vagamente ante sus palabras. Tuvo el atrevimiento de incluso aunque no se encontraba para nada estable, menos con aquella voz tan suave que podría aparentar tanta dulzura en aquellas palabras de las cuales era verdaderamente incapaz de saber si eran fingidas o no, pronunciar unas simples palabras determinantes. "No te temo." Su mirada se alzó, mirándole de vuelta al rostro como si nada, como si no tuviera pavor a hacerlo por tener la posibilidad de ver aquellos ojos otra vez. Todo eso a pesar de que respirara como si hubiera corrido kilómetros y kilómetros.

Se tomó unos pocos segundos más y allí fue capaz de enderezarse completamente, de volver a la postura que se encontraba antes. Aunque su expresión mantenía un intento de sonrisa sus ojos parecían demostrar que un aparente cansancio lo había invadido. Miró su reloj de muñeca cuando éste inquirió aquello, confirmando que ya habían pasado las diez de la noche... ¿Hace exactamente cuánto tiempo estuvo allí dentro?

Sin pensarlo mucho, asintió con la cabeza. "Ja, sería mejor de esa manera. Temo admitir que no conozco mucho estos lugares." Rió de manera incómoda ¿Por qué debería estar acostumbrado a las partes más bajas de Alemania? Ni siquiera cuando era un prófugo pasó demasiado tiempo en ellas para sabérselas de memoria. "Gracias por la invitación." Eso podría o no aparentar ser sarcasmo, pero Kenzo no era de utilizarlo.