Once in wonderland... [Cardverse][Rus/Prus - Prus/Jpm]

La basílica de la ciudad estaba desbordante de personas, tal como lo había esperado, había sido buena idea esconderse allí unos días antes de la coronación. Río orgulloso de su ingenio, olvidándose que no había cargado suficiente comida y que su estomago estaba al borde de gruñirle. Pero estaba feliz. Había encontrado una saliente que nadie usaba, llena de telas de arañas y polvo, se notaba que ya ni se acordaban como llegar allí quienes limpiaban el templo. Una suerte para él, que solía usarlo para esconderse cuando aún era un niño.

Nostálgicos recuerdos llenaban su cabeza mientras esperaba recostado en la baranda. Recuerdos de tiempos felices donde solía jugar con su pequeño hermano aquí. Su cola zigzagueaba plácidamente marcando el ritmo de la música.

— Ya no debería faltar mucho para que Ludwig…— murmuró para si mismo sonriente justo en el momento en el que las puertas se abrían.

Definitivamente estaba más alto, mucho más alto, estaba seguro que lo sobrepasaría sin probleas, pero eso era un buen signo para el reino. Se veía muscular incluso bajo las ridículas ropas ceremoniales. Su mirada azul imperturbable mientras que avanzaba con la cabeza descubierta hacía la nave principal para sentarse en el decrepito trono de madera de alguien que Gilbert ya había olvidado el nombre.

— A ti te hubiera quedado mejor esa corona.

La infantil e inocente voz a su espalda lo erizó, sin embargo decidió no darse vuelta. Sabía que él especialmente disfrutaba ver cuanto lo afectaba con su sola presencia. Sus ojos volvieron a enfocarse en su hermano menor, intentando calmarse mientras el arzobispo le seguía leyendo la sarta de estupideces con las que se debía comprometer.

Definitivamente él no podría cumplir ni con la mitad de ellas, pero estaba seguro que su hermano lo haría mejor que nadie.

— Soy demasiado para eso.

Contestó intentando recuperar su tono normal, pero sin encontrar en si animo suficiente para reírse al final de esta como hubiera querido.

— ¿Oh entonces también eras demasiado para él?— comentó mientras que avanzaba hacia la baranda del balcón. Sus ojos no necesitaban guiarlo a Gilbert para que este entendiera la pregunta. Allí a un lado del rubio estaba quien debería haber sido su compañero, su reina. — Debe de ser raro ver como todo lo que te corresponde por derecho es entregado a otra persona.

—…No me interesa.

Su tono había intentado ser indiferente, tanto al tema como a quien le hablaba, pero aun así se puedo notar cierta amargura por el tema mientras sus ojos aun estaban fijos en el hombre al lado de su hermano de brillante cabello negro y delicados rasgos.

— ¿Es así?— indagó sonriente incrédulo casi con una inocente tonadita antes de acercarse a él, cambiando su tono —Podrías aceptar mi oferta Gilbert.

—Nunca.

—No, no, no… nunca digas eso…— Le regaño nuevamente como un niño ofendido apartándose un poco de él —…al fin y al cabo todos serán uno conmigo en algún momento, incluso tu adorado hermano.

Se dio vuelta mirando peligrosamente al hombre que mantenía su infantil fachada intacta. Estaba listó para saltarle encima, pero fue detenido por el audible chasquido de lengua de este.

—¿Estás seguro que quieres atacar a un Rey aliado, durante la coronación de tu hermano?.

Los ojos de Gilbert se desviaron hacía la nave principal, donde el arzobispo estaba presentando la corona al futuro rey antes de hacerlo arrodillar para depositarla en su cabeza. Apretó sus puños al punto de clavarse las uñas en las palmas antes de caminar hacia la salida, ya había visto lo que quería ver.

— Déjame en paz.

Iván lo siguió con la mirada antes que desapareciera entre las sombras, mientras debajo del balcón estallaban las exclamaciones por el nuevo Rey.

— ¿Aun no comprendes porque soy el único que no te olvido Gilbert?.