Sangatsu [Carrie cree que sabe escribir.]

[Lol wat, le prometí un AsaKiku a Hikaw y hélo acá. No hay nada explícito (?)]

Por alguna razón le gustaba el mes de marzo, el invierno ya se despedía con los últimos fríos y el clima estaba más adorable que nunca, encima que en su casa los cerezos estaban en flor, dándole a la atmósfera ese aire de tranquilidad y frescura, otro ciclo de la vida estaba llegando, lentamente lo que la nieve cubrió se volvía verde.

Verde como aquellos ojos que, de alguna u otra forma, no lograba quitarse de la cabeza. Cerró los ojos mientras se dejaba acariciar por la brisa primaveral, los pétalos de cerezo se enredaban en su cabello y en sus ropas, le restaba importancia, pues era algo completamente natural, considerando la estación. Y si bien estaba habituado a pasarlo solo, qué melancolía se sentía en el aire, pese a ese aroma dulzón de la primavera… pero es que es una época que siempre se vuelve más cálida cuando hay alguien a tu lado.


Al pensar en aquel nombre sólo sacudió la cabeza, debía estarse serio, pues en su casa se celebraría una reunión con motivo de revisar temáticas medioambientales, nada fuera de lo común, según él y según todos. Probablemente estaría el eterno alboroto de siempre. Y siendo honesto, le gustaban aquellas reuniones en su casa, por mucho alboroto que hicieran todos, cada rincón de esa sala de conferencias se llenaba de vida. Más que eso, estaría él, mirando todo de manera seria y grave como de costumbre, haciendo callar a Alfred y dirigiendo miradas de odio al pervertido francés. Siempre sucedía, ya no le extrañaba y, en su fuero interno, le causaba cierta gracia. Pero de alguna manera siempre terminaba con los ojos sobre el inglés, el cual cada vez que le devolvía aquellas miradas fijas, le causaba un gracioso sonrojo en las mejillas.

Contrario a todo pronóstico, creyendo que al llegar a la conferencia sería el primero a modo inaugural del evento, el inglés ya se había adelantado y observaba fascinado la arquitectura japonesa, al estar un poco alejado del ajetreo del centro de Tokio, daría un ambiente más tranquilo para aquella reunión que requería seriedad, pero que siempre, siempre terminaba en cualquier otra cosa. No corrió al encuentro del inglés que pareció no notar de inmediato su presencia, sólo se limitó a llegar lentamente hasta donde éste estaba, saludándole con una respetuosa reverencia al llegar a su lado. Éste sólo medio sonrió, retirando de las ropas del japonés algunos pétalos. “¿Siempre es así de hermosa la primavera en tu casa?” preguntó el inglés, agarrando al vuelo un pétalo y liberándolo a los segundos después. “Siempre es así” respondió Kiku, con aire tranquilo. “Podría venir más seguido por estas fechas a visitarte, Kiku… se ve interesante.”